Hablemos del “Orgullo”

El orgullo es una emoción secundaria, que en ocasiones va ligada al miedo, a nuestros miedos, y en otras a la exigencia, pero siempre, “de escondidas”. El orgullo actúa como tapadera, muchas veces el orgullo no “da la cara”, el orgullo no quiere ser descubierto.

El orgullo (mal entendido) empieza a ser un problema cuando en vez de gestionarlo desde nuestro “yo”, empieza a gestionarlos él desde su ansia de poder, desde su obsesión, desde un desmesurado afán por “ganar”.

Es en ese preciso momento cuando la motivación con la que iniciamos un proyecto o una relación se convierten en una lucha, una lucha contra nosotros mismos, un abismo que se abre ante nosotros y al que no vemos fin.

El orgullo a veces es un ente sediento que puede convertir una ilusión en una dependencia emocional.

Tengamos a nuestro orgullo domesticado, para seguir siendo libres.